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martes, 17 de marzo de 2009

La niña del cementerio


Si no fuese porque su hermana le había convencido de que, como ella no podía porque tenía un importante juicio, debía ser él quién fuese al cementerio a dejar flores en la tumba de su madre. Si no fuese por eso, ni se le habría pasado por la cabeza ir al cementerio. Esa clase de sitios le daban escalofríos. Todo aquel silencio, las estatuas que parecían observarle, la idea de multitud de cadáveres descomponiéndose bajo aquel suelo y en las tumbas de pared...
Un escalofrío le recorrió el cuerpo con solo pensarlo. ¿Eran imaginaciones suyas o de pronto la brisa se tornaba helada? Se le erizaron los pelillos de la nuca. Oyó el sonido de las pisadas sobre la gravilla de alguien que corría en su dirección y a punto estuvo de echar a correr, pero de pronto, de detrás de una de las estatuas de ángeles, apareció una niña no mayor de diez años. Estaba pálida y resollaba tras haber corrido por todo el cementerio.
-¡Señor! -exclamó con voz esperanzada- Menos mal que le he encontrado. ¡Tiene que ayudarme, él me está persiguiendo y no tardará en darme alcance!
Le bastó con echarle una mirada para comprobar que en verdad estaba aterrada y llevaba un buen rato huyendo de alguien o de algo. Además, el mismo podía sentir que el ambiente se hacía más inquietante por momentos, y una extraña niebla comenzaba a levantarse.
Sin pensarlo dos veces, cogió a la niña del brazo y corrió en dirección a su coche. Tenía que sacarla de allí y ponerla a salvo.
En cuanto entraron en el vehículo puso el motor en marcha y salió del lugar sin ni siquiera mirar atrás.
Una vez se hubieron alejado lo suficiente del lugar, preguntó a la niña en un intento por distraerla a ella y a él mismo:
-¿Te llevo a algún lugar en especial? ¿Tu casa? ¿Quieres ir a la policía?
-No -respondió la niña, mucho más serena de lo que había esperado-, ellos nada podrían hacer por ayudarme. Tampoco tengo casa a la que acudir.
-¿Qué era eso? -preguntó con un creciente temor- Lo que te perseguía... Algo extraño pasaba en el cementerio.
-No es nada que hayas visto antes, eso te lo puedo asegurar -respondió la niña mirándole fijamente- El mundo está lleno de peligros que los humanos no están preparados para afrontar. Y no todos esos peligros son siempre lo que parecen a simple vista. Con frecuencia, lo que muestra un aspecto más inofensivo es lo más peligroso.
Él pensó que hablaba de un modo muy extraño para ser una niña, pero tenía que admitir que sus palabras sonaban sabias.
-Tengo hambre -anunció la niña.
-Hay algunas chocolatinas en la guantera -le señaló mientras pensaba que podía hacer con ella.
Había dicho que no tenía casa a la que regresar, quizás fuese huérfana o se hubiese escapado de casa. ¿En esos casos se avisaba a los servicios sociales, a la policía? No tenía ni idea.
Oyó una risita.
-Yo no me alimento de esas porquerías -dijo la niña en tono sombrío.
Él se giró para mirarla, extrañado ante aquella respuesta. Lo que vio lo dejó sin aliento.
La niña lo miraba con una malévola sonrisa y sus ojos se habían tornado rojos.
Pegó un volantazo del susto y no logró recuperar el control a tiempo. El coche calló inevitablemente por una pendiente y acabó boca arriba, completamente destrozado.
La niña salió del coche por la ventanilla. Maldito humano, pensó. Había estado tan cerca de conseguir su alma... Pero el muy estúpido había muerto al sufrir el accidente y ahora le era completamente inútil.
-Has sido una niña muy traviesa -oyó una penetrante voz tras ella.
Antes de girarse para enfrentarse a él ya sabía de quién se trataba. Llevaba años huyendo de él, el poderoso nigromante que se había propuesto darle caza para acabar con sus fechorías.
-Pequeña devora almas, nunca debí haberte devuelto a la vida -señaló el coche volcado- Mira lo que has hecho. Son muchas las vidas que te has llevado desde que te traje de vuelta al mundo de los vivos, sin imaginar que optarías por seguir el camino de una devora almas. Pero ya se acabó, hoy corregiré el error que cometí al devolverte la vida.
Ella intentó resistirse, pero sus intentos fueron en vano. El poder del nigromante era demasiado para ella. Había llegado la hora de rendir cuentas con la muerte a la que en una ocasión había logrado burlar.

martes, 10 de marzo de 2009

Cat 2- Una nueva aliada

Recientemente, la princesa Alanea había logrado averiguar que en el mundo en el que se encontraban atrapadas había otras criaturas procedentes del mundo de Álcrair, y había llegado a la conclusión de que, si lograban dar con su paradero, quizás pudiesen obtener información sobre como regresar a Álcrair. Así era como se habían puesto manos a la obra y habían recogido información sobre sitios supuestamente encantados en los que tenían la esperanza de hallar algún ser procedente de Álcrair. Tras visitar varios lugares que, a pesar de mostrar un lóbrego aspecto, no tenían nada de especial, Alanea había encomendado a Cat y Ailora que inspeccionasen un viejo caserón habandonado a las afueras de la ciudad y que, según aseguraba la gente, se encontraba habitado por espíritus.
-¡Cat! -llamó Ailora mientras miraba desde el principio de la escalera en dirección al piso superior- Noto una presencia procedente de arriba.
Cat se encaminó hacia arriba. Sabía que podía confiar en la habilidad de Ailora para sentir presencias mágicas, después de todo, se trataba de una elfa de las nieves, experta en las artes nigrománticas y con una especie de sexto sentido para detectar la magia sin importar cuan oculta se encontrase.
Ailane siguió a la demonio felino, atenta a todo cuanto la rodeaba.
-Por aquí -indicó señalando a una habitación cuya puerta estaba tirada en el suelo.
Entraron. Parecía que en sus tiempos debía de haberse tratado de una habitación infantil. Había un baúl volcado en el suelo alrededor del cual había esparcidos todo tipo de viejos juguetes, al otro lado de la habitación había un caballito balancín de colores desvaídos al que le faltaba una pata y tanto en las paredes como en el suelo había cuadros cuyos dibujos eran prácticamente imposibles de distinguir.
-Vosotras no sois humanas, ¿qué hacéis aquí?
Ambas se giraron y vieron de pie ante ellas a una muñeca de porcelana de aspecto antiguo que las miraba fijamente.
-Deba de ser una muñeca poseída por el espíritu de alguien que murió en este lugar -dijo Cat preparándose en posición de ataque por si resultaba ser peligrosa.
-¿Pero que dices? -dijo la muñeca con gesto ofendido-. Yo era una poderosa bruja de Álcrair. Un día probé un conjuro con el cual podía separar mi alma del cuerpo y viajar por los distintos mundos, pero algo no salió bien y acabé atrapada aquí sin saber como regresar -la muñeca bruja sonrió-. Claro que ahora ya no tengo de que preocuparme, ya que aquí estáis vosotras para ayudarme. También sois de Álcrair si no me equivoco.
-¡Je! -dijo Ailora-. Tienes razón al pensar que somos de Álcrair, pero respecto a lo otro no podrías estar más equivocada.
-Nosotras tampoco sabemos como regresar -explicó Cat.
-¡Agh! -se quejó la muñeca bruja- Que mala suerte.
-Pero podríamos colaborar ya que todas tenemos el mismo objetivo -añadió Ailora.
-Me parece bien -aceptó- Mi nombre es Ienor.
-Yo soy Ailora -dijo- y esta es Catarnia, aunque todas la llamamos Cat.
-¿Todas?¿Hay más? -preguntó Ienor.
-Sí -esta vez fue Cat la que habló-, también estan Runia, Sebnai y la princesa Alanea.
-¿Te refieres a la princesa heredera? -preguntó Ienor sin ocultar su sorpresa.
-La misma -respondió Ailora, mientras jugueteaba aburrida con un mechón de su cabello rubio ceniza-, y, puesto que debe de estar esperando a que regresemos a casa con noticias nuevas, creo que va siendo hora de que nos vayamos.
Y marcharon las tres juntas.

Espero que hos halla gustado.

viernes, 6 de marzo de 2009

Cat

Hoy os voy a contar la historia de Cat, o Catarnia, que es su nombre completo.
Nació y se crió en Álcrair, uno de los seis mundos que existen en la Tierra, unos ocultos a la vista de los otros. Quizás os resulte un tanto confuso, pero ya os lo explicare mejor en otra ocasión.
La cuestión es que fue educada y entrenada para servir a la princesa heredera, Alanea, junto a otras tres chicas pertenecientes a algunas de las múltiples razas que habitan Álcrair. Runia, la ninfa acuática; Ailora, la elfa de las nieves; y Sebnai, la demonio gárgola. Cat pertenece a la raza de los demonios felinos, su aspecto es el de una chica de pelo corto y negro como el azabache, grandes ojos azul ultramar y, como no, orejas y cola de gato, por no hablar de sus afiladas uñas.
Un día, un peligroso hechicero que había sido hecho prisionero por intentar usurpar el trono de Álcrair, logró huir de los calabozos del castillo. Alanea, que acababa de cumplir quince años, creyó que, como dentro de un par de años iba a convertirse en la reina, su deber era encargarse personalmente del hechicero fugitivo. Así fue como, acompañada por Runia, Ailora, Sebnai y Cat, comenzó una persecución en la que llegó incluso a transitar de un mundo a otro. Lamentablemente, el hechicero era terriblemente listo, y se las ingenió para guiar al grupo hasta nuestro mundo, donde se las arregló para sellar y ocultar el portal de acceso de tal manera que dejó a las cinco jóvenes aventureras perdidas en nuestro mundo.
En la actualidad, ha pasado un año desde que llegaron aquí, y aún siguen buscando la manera de regresar a su mundo. Mientras tanto han logrado ocultar su verdadero aspecto y procedencia y se las han ingeniado para pasar por chicas normales.
Ya os iré contando todo lo que tendrán que pasar para no ser descubiertas en nuestro mundo y poder regresar al suyo.

lunes, 2 de marzo de 2009

Resultados de la encuesta y... ¡Mi primer premio!

Comenzaré mostrando los resultados de la última encuesta que realicé en el blog y en la que vosotros votasteis: ¿Qué dibujante te gusta más?
El primer puesto es para, y no me sorprendo en absoluto, con el 58% de los votos, Victoria Frances, la ya famosa autora de Favole.
El segundo lugar pertenece a, y debo admitir que esto si me ha sorprendido puesto que no imaginaba que fuese tan popular, con el 33% de los votos, Veronica Casas.
En tercer lugar se encuentra, con el 8% de los votos, Roman Dirge, el genial autor de Lenore.
Es una lástima que Luis Royo no parezca ser muy conocido por estos lares, pues no ha recibido ni un solo voto.

Y ahora...




¡Oh, que honor! ¡Mi primer premio!

Debo agradecer a Miss Dawn, de http://traducciones-dawn.blogspot.com/ y http://sangreverdadera.blogspot.com/ , el haberme hecho entrega de este premio.

Y, como debe ser, hago entrega de este premio a los blogs que considero que más me gustan: